Uno de los debates culinarios más intensos e interesantes, es el que surge entre la propuesta gastronómica y la oferta enológica. En esto consiste, en términos generales, el maridaje de vinos, vinos en este curso de cata de vinos Barcelona .
Ahora, en opinión de la mayoría de los expertos, la mejor opción a este respecto, es la decisión personal de cada quien, dado que la mejor armonía es la que encuentra cada cual, entre los platos y las opciones de los diferentes vinos.
Consideraciones objetivas sobre el maridaje
No obstante la importancia de la apreciación subjetiva a la que acabamos de aludir, también es verdad que hay vinos que van mejor con las comidas específicas.
En lo que respecta, específicamente, al maridaje de vinos por asociación, es preciso anotar que, al momento de pensar en la armonía, es necesario considerar el conjunto de sensaciones que nos brindan el vino y la comida.
Los sabores, esto es, el ácido, el salado, el dulce y el amargo, además de las sensaciones táctiles y las químicas, como es el caso de la textura, el picante, etc., se deben tener en cuenta.
De la misma manera, debemos considerar los aromas y la temperatura que modifican, de manera muy importante, nuestras percepciones subjetivas.
En términos generales, la mayor parte de las armonías se suelen establecer por asociación o, bien, por complementariedad de colores, de tal manera que los vinos blancos se asocian con los pescados y, los vinos tintos, con las carnes rojas.
Las armonías se establecen, también, por asociación o complementariedad de sensaciones: alimentos grasos con vinos tánicos.
En lo que respecta, esta vez, a la asociación de aromas, tenemos que las comidas ahumadas se complementan con los vinos blancos de barrica.
En lo atinente a la intensidad, debemos tener en cuenta que los platos fuertes van bien con los vinos con cuerpo.
Ahora, jamás debemos desatender los contrastes, dado que los “opuestos” pueden generar espléndidas sensaciones de atracción, como es el caso de los quesos azules con los vinos dulces.
Maridaje de vinos: veamos los principales
Los vinos blancos fermentados en barrica, hacen una excelente pareja con las verduras, las carnes blancas, los quesos curados, los alimentos ahumados y algunos arroces.
Los vinos blancos jóvenes y sencillos, van muy bien con aperitivos y entradas muy ligeras, al cabo que los vinos blancos jóvenes un tanto más serios, de mayor enjundia y de variedades nobles, “hacen una excelente pareja” con los mariscos, los pescados blancos, los quesos frescos, ciertas mousses y con las ensaladas.
En lo que respecta a los vinos rosados, digamos que se “aparejan” de lo mejor con las pastas, las verduras, los arroces, las tortillas, algunos postres de frutas y los quesos suaves.
Para el caso de las Cavas, muchos expertos opinan que se constituyen en una suerte de “comodín”, dado que cuentan con una extensa gama de variedades, cada una de las cuales, se puede maridar con muchos tipos de comidas.
Pasemos, ahora, a analizar lo concerniente a los vinos tintos jóvenes, que van de lo mejor con los quesos semi-curados, los productos de charcutería, ciertas carnes blancas, los pescados azules e, incluso, con el cabrito o el cordero asados.
Los vinos tintos Reserva y Gran Reserva, compaginan muy bien con los guisos sutiles elaborados, los platos de caza y, por qué no, con chocolates de alta pureza.
Los vinos tintos de crianza, a su turno, armonizan de lo mejor con los asados, las carnes a la brasa, los guisos de carnes rojas, los quesos curados y con los productos de charcutería.
Los vinos dulces, armonizan perfectamente con postres de frutas, con las tartas de frutos secos, los postres de crema pastelera y los patés.
Para terminar de momento, con el fascinante y controvertido tema del maridaje de vinos, digamos que los vinos generosos (manzanillas y finos) son de lo más apropiados para acompañar el salmorejo, los pescados hervidos o a la plancha, los mariscos y con los alimentos ahumados.